Introducción

Introducción

En internet nadie sabe quien está al otro lado

 

A lo largo de la historia el ser humano ha desarrollado unos sistemas de seguridad que le permiten comprobar en una comunicación la identidad del interlocutor (ej. tarjetas de identificación, firma), asegurarse de que sólo obtendrá la información el destinatario seleccionado (ej. correo certificado), que además ésta no podrá ser modificada (ej. notariado) e incluso que ninguna de las dos partes podrá negar el hecho (ej. Notariado, firma) ni cuándo se produjo (ej. fechado de documentos).

En la mayor parte de los casos el sistema de seguridad se basa en la identificación física de la persona, información que se contrasta con el documento de identidad.

Actualmente cada vez mayor número de actividades se está trasladando al mundo electrónico a través de Internet. Se hace, por lo tanto, necesario trasladar también los sistemas de seguridad a este contexto en el que el principal problema reside en que no existe contacto directo entre las partes implicadas.

Necesitamos un documento digital que ofrezca las mismas funcionalidades que los documentos físicos con el plus de ofrecer garantías aún sin presencia física.

¿Cómo se resuelve este problema? Gracias a mecanismos criptográficos siendo los dos elementos fundamentales el certificado digital y la firma electrónica.

Una solución con solera: la criptografía

Para comprender correctamente conceptos como firma electrónica y certificado digital es necesario partir de los conceptos más básicos sobre criptografía.

 

Como ya hemos dicho, a lo largo de la historia siempre ha habido necesidad de proteger la información. Así, la criptografía tiene su origen durante el Imperio Romano, en la época del Emperador Julio César. César utilizó un esquema criptográfico simple pero efectivo para comunicarse con sus generales. El esquema de César consistía en desplazar cada letra del alfabeto un número determinado de posiciones. Por ejemplo, la letra "A" podría ser codificada como "M", la "B" como "N", la "C" como "O" ... así sucesivamente. En este caso, el número que se sumaría a cada letra para realizar la codificación sería el 13.

Así pues, el mensaje "ATAQUEN HOY AL ENEMIGO" podría transformarse en "MFMCGQZ TAK MX QZQYUSA", sin poder ser reconocido por el enemigo.

El método de cifrado introducido por Julio César introduce el concepto de "clave criptográfica". El "desplazamiento de 13 letras" es la clave que se utiliza por César para cifrar el mensaje, necesitándose la misma clave para descifrarlo. El ejemplo de César muestra un criptosistema de clave simétrica en el que se utiliza la misma clave para cifrar y descifrar el mensaje.

Por supuesto hoy en día los sistemas criptográficos que se emplean en Internet son mucho más complicados, aunque la base es la misma. No lo olvide: una clave cifra el mensaje.